La vida para nosotros los humanos está llena de sueños y anhelos, sobre la idea de poder alcanzar poco a poco un lógico y merecido estado de bienestar futuro, en el terreno de la salud, familiar, laboral o financiero.
Además de soñar con una vida llena de satisfacciones y obtener un status que nos permita junto con nuestros seres más queridos disfrutar de los mejores bienes o servicios y sabiendo que, habitualmente residimos en unos países donde predomina la economía de mercado será esencial estar, en un futuro más o menos lejano, en posesión de una gran cantidad de dinero para poder mantener dicha situación de privilegio financiero ante los demás desfavorecidos por la “diosa fortuna”. En estos momentos previos a formular hipotéticos y comprensibles deseos dinerarios serán actualmente miles e incluso millones de individuos del planeta los que consideren afirmar lo siguiente: “Deseo llegar a ser rico para solucionar todos mis problemas”.
La realidad de las cosas no siempre refleja los buenos propósitos de cada persona y son muchos los casos, en los que un cambio radical y afortunado de la vida de un individuo no ha terminado generando una mejor situación económico-familiar. El hecho de recibir grandes cantidades de dinero debido a los negocios rápidos actuales, como puedan ser los del sector tecnológico, donde en muy pocos años, cuatro amigos en una cochera fabrican un producto de éxito fulgurante y que, posteriormente se lo compra una gran multinacional por fuertes cantidades de dólares (millones), en ocasiones ha terminado con algunas de estas situaciones inimaginables hace meses por los afortunados jóvenes:
- Falta de contacto actual con sus amigos “de siempre”, debido a que éstos deben trabajan todos los días.
- Problemas con la pareja, por la no aceptación de la otra persona sobre el actual status financiero de gastos, nuevas amistades o forma de vida adinerada.
- Conflictos con parte de la familia: Es muy habitual que parte de la familia entienda de una manera muy particular “estar en el derecho” de recibir como donación alguna cantidad del “afortunado nuevo millonario”. Por no decir, de los familiares más necesitados económicamente que enseguida recurrirán al “pariente rico”. En estos casos es muy común, que la persona que da el dinero considere estar dando demasiado y por el contrario, el familiar o amigo que lo recibe estime estar percibiendo menos de lo esperado.
- Sensación de vacío y soledad: El nuevo millonario deberá tener alguna ocupación posterior a su momento de éxito mediante el emprendimiento de otras actividades que, sin poner en riesgo su actual capital sí le aporten sensación de utilidad vital, muy diferente a estar todos los días acostado hasta mediodía, posteriormente en una tumbona junto a la piscina, por la noche de copas y fiestas y como en “el día de la marmota” volver a caer en la repetición continua y vacía de este tipo de vida al final perjudicial para su salud financiera, física y psíquica.
SUEÑOS, LOGROS Y CONSECUENCIAS PARA EL NUEVO MILLONARIO
Pasar de los lógicos deseos financieros a la cruda realidad de la fortuna puede generar que muchos objetivos vitales comunes en las personas se vean cumplidos de golpe y este tipo de “riqueza exprés” les deje sin referencias, por ejemplo, motivos para iniciar otra actividad empresarial, deportiva, cultural o simple necesidad de gestionar diariamente su dinero. Es muy difícil estar preparado para este tipo de situación y no es tan fácil, para el resto de los mortales asimilar este cambio brusco de poder económico, por ello son muchos los casos sucedidos según las estadísticas, sobre afortunados en premios de loterías u otros eventos del azar que, recibiendo grandes cantidades de dinero y pasados unos 8 o 10 años, se suelen encontrar con situaciones económico-familiares peores que antes de recibir la visita de la fortuna.
Resulta increíble que un deseo tan extendido entre nuestra humanidad pueda terminar siendo motivo de fracasos personales o de proyectos de vida en común. Solo la preparación psicológica, la búsqueda de otros objetivos vitales y el reconocimiento sincero de sus propios defectos y virtudes, les ayudará a la progresiva adaptación una nueva como excelente situación financiera.
Algunos pequeños y medianos inversores noveles se suelen plantear repetidamente esta cuestión: ¿Por qué siguen trabajando los grandes gurús multimillonarios de los mercados financieros? Ya sean Warrent Buffett, George Soros o grandes y mediáticos personajes empresariales como Bill Gates, Mark Zuckerberg o el español Amancio Ortega. La respuesta suele ser que hasta ahora, al parecer han podido conseguir evitar y eludir con sus trabajos, negocios diarios y actividades altruistas: “Llegar a millonario y no ser feliz”.
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La frase elegida para este artículo dice así:
El mejor límite para el dinero es el que no permite caer en la pobreza ni alejarse mucho de ella.
Séneca