Parece que las entidades financieras están dispuestas a recuperar parte de los ingresos que han perdido como consecuencia de la crisis y de la escasez de clientes a través de un sobrecoste para el cliente en todos los servicios que las entidades ofrecen, tanto a través de las comisiones bancarias, de las que ya conocimos hace unas semanas su exceso, como a través del diferencial aplicado sobre los préstamos hipotecarios, algo que ya intuíamos pero que ahora podemos certificar con datos fehacientes.
Así, según los datos del Banco de España en apenas siete meses, en el período que transcurre desde el mes de febrero de este año hasta el recién terminado mes de septiembre, el diferencial aplicado por las entidades financieras sobre el Euribor en las nuevas hipotecas concedidas ha pasado del 1,248% del mes de febrero al 1,466% del mes de septiembre, es decir, un incremento del 17,5%.
Ello ha supuesto que el tipo de interés efectivo aplicado por las entidades financieras a las nuevas hipotecas concedidas se haya incrementado desde el 2,962% de febrero, hasta el 3,533% del mes de septiembre, es decir, un incremento de 57,1 puntos básicos en apenas 7 meses.
Un período durante el cuál el Euribor, principal índice de referencia de las hipotecas españolas, se ha incrementado en 35,3 puntos básicos, pasando del 1,714% del mes de febrero al 2,067% del mes de septiembre, muy por debajo de lo que se ha incrementado el tipo de interés efectivo de las hipotecas.
Y como ejemplos más significativos nos encontramos la Hipoteca Naranja de ING que, durante estos siete meses, ha incrementado el diferencial aplicado sobre el Euribor en 0,4 puntos porcentuales, pasando del 0,45% que aplicaba durante el mes de febrero al 0,84% que terminó aplicando durante el mes de septiembre, o bien con la Hipoteca Premium de Bancopopular-e, que, igualmente, ha incrementado el diferencial en 40 puntos básicos, pasando de un diferencial del 0,59% al 0,99%.
En definitiva, las entidades financieras están intentando recuperar los ingresos perdidos a través de un sobrecoste que están aplicando a la mayoría de sus servicios financieros y, entre ellos, como no podía ser de otra manera, a los préstamos hipotecarios con un amplio incremento del diferencial a aplicar.