Los divorciados condenados a pagar la hipoteca al 50%

En estos días ha saltado a la opinión pública una sentencia con cierta polémica, dictaminada por el Tribunal Supremo, que condena a las parejas divorciadas a pagar el 50% de la hipoteca, independientemente del nivel de ingresos que cada uno tenga, antes o después del divorcio.

Esta sentencia rompe con la tradición del sistema judicial español de condenar a pagar un mayor porcentaje de la hipoteca al cónyuge de mayores ingresos, generalmente el hombre, con una relación 80-20%, instaurada de manera habitual en todas las sentencias de divorcio.

Sin embargo, a partir de ahora, todos los tribunales españoles deberán ceñirse a esta sentencia del Tribunal Supremo, ya que sienta jurisprudencia, y por tanto, marca el camino de la argumentación que deberán seguir todas las sentencias en casos similares.

Una argumentación que basa su decisión de repartir la hipoteca al 50% en el hecho de que la hipoteca es una carga de la sociedad de gananciales instaurada en el momento del matrimonio, y no una carga del matrimonio en sí, como hasta ahora se había venido tratando.

Son cargas del matrimonio, a juicio del Tribunal Supremo, todos aquellos gastos relacionados con el día a día de la relación, como puede ser el colegio de los niños, los gastos de alimentación, de electricidad, de calefacción, etc. Pero son cargas de la sociedad de gananciales todos los gastos de inversión realizados por la pareja durante los años de vigencia del matrimonio.

Por tanto, concluye el Tribunal Supremo, es equitativo que ambas partes aporten la misma cantidad al pago del inmueble, especialmente teniendo en cuenta que en caso de venta del mismo ambos recibirán el 50% del valor de venta, sea el que fuere en cada momento.

Las reacciones a esta sentencia no se han hecho esperar, con opiniones contrarias entre las asociaciones de mujeres y favorables entre las asociaciones de hombres. Sí parecen estar de acuerdo, sin embargo, en el hecho de que no se puede generalizar a todos los casos de divorcio, ya que cuando hay niños de por medio, se pueden encontrar muchas excepcionalidades.

Se trata, no obstante, de un cambio de pensamiento en los tribunales españoles que afectará al día a día del desarrollo de los divorcios en este país.