Últimamente me quedo despierta cada vez hasta más tarde, mirando a la pantalla del ordenador o al libro de texto, con una sensación de nerviosismo en el estómago y un regusto desagradable en la boca. Es un sabor familiar, el sabor de la deuda. Pero en este caso no he estado mirando, como en el pasado, mis extractos bancarios, sino los días del calendario.
Cojo prestadas un par de horas de los estudios para acabar una traducción, después tengo que robarle horas a algún artículo para poder estudiar, pero finalmente acaba por no darme tiempo a hacerlo todo.
Ya sé que no soy la única con este problema. Por muy buenos que seamos administrando nuestro tiempo (y yo no puedo presumir de que este sea uno de mis puntos fuertes), todos queremos hacer más cosas que las que podemos.
Quedarnos sin tiempo
Si miro hacia atrás, me doy cuenta de que he ido sumando cada vez más trabajo freelance sin abandonar ninguno de mis otros compromisos. Para conseguir que esto funcionara, he ido robándole tiempo al sueño, a la familia y a mi pareja.
Dentro de poco tendré que enfrentarme a unos cuantos plazos de entrega que se me han ido acumulando. Me da la sensación de que no hay suficientes horas en el día para todo lo que tengo que hacer. En especial cuando tengo los exámenes al final de este mes.
Una de las principales consecuencias de tener que coger tiempo prestado es que estás siempre corriendo de un lado para otro. Las cosas que antes te gustaba hacer dejan de ser divertidas. Si a esto le añadimos la falta de sueño y algunos dolores de espalda, la situación es poco prometedora.
En el fondo, es como vivir en medio del caos. No puedes hacer dos cosas a la vez y tampoco eres capaz de hacerlas con tanto mimo como te gustaría. Cometes errores, tienes que suplicar para que te den tiempo extra. Todo esto no solo rebaja nuestra calidad de vida, sino que puede empezar a costarnos dinero.
El tiempo nunca había sido un problema para mí antes. Teniendo en cuenta que trabajo desde mi casa, siempre he pensado que tenía más tiempo que dinero a mí disposición. Pero al parecer he llegado a un límite, al menos por este mes.
Encontrando tiempo
Lo primero que he hecho es adoptar una actitud similar a la de una persona que ha llegado a la bancarrota: he dejado de hacer todo lo que es prescindible. Atrás queda el tiempo dedicado a la lectura, el pilates y el yoga. El visionado de mis series favoritas tendrá que esperar al verano. Y nada de navegar solo para entretenerme, o dar paseos para ver si encuentro ropa bonita y barata.
Tras recortar todo lo que no es imprescindible (o casi), estas son las técnicas que voy a usar para mantener el tiempo bajo control:
- Priorizar. Es el primer paso para manejar el dinero, y lo mismo ocurre con el tiempo. Una vez que desarrollamos un sistema que tiene en cuenta cuáles son nuestras prioridades de entre todos los proyectos que tenemos entre las manos, es tan sencillo como hacer un presupuesto. Debemos saber cuántas horas vamos a invertir en cada cosa, según su prioridad.
- Pagarme a mi misma primero. Al igual que cuando tratamos de salir de deudas, tenemos que pagarnos a nosotros mismos primero. Es importante que nos dediquemos la mayor cantidad de tiempo libre de la que dispongamos hasta que volvamos a tener un horario menos espartano. La familia y la pareja van a tener que entenderlo durante unas semanas.
- Aprender a decir que no. Esto es muy importante, saber cómo decir que no, tanto a nosotros mismos como a los demás. No podemos hacerlo todo, así que tendremos que elegir, y desgraciadamente eso implica negarnos a hacer algunas cosas, por mucho que nos apetezcan. Las decisiones a tomar cuando administramos nuestro tiempo pueden ser bastante duras.
A diferencia de lo que ocurre dinero, del que siempre podemos conseguir algo más, no es posible manejar de igual forma el tiempo. Es cierto que podemos ser más eficientes, pero tarde o temprano vamos a tener que renunciar a algunas cosas para ser capaces de centrarnos en lo que realmente queremos.
¿Qué haré si toda esta meticulosa planificación no funciona con todos los proyectos que tengo pendientes? Pues tendré que delegar, lo cual será una experiencia completamente nueva para mí. Tal vez este mes me sirva para aprender a confiar en otra persona con parte de mi trabajo. Admito que me va a resultar muy difícil pero, quién sabe, puede que al final hasta amplíe mis horizontes y pierda parte de mis miedos… aunque sea por la fuerza.
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One Response to “Luchando contra las deudas de tiempo”
Manejando el exceso de obligaciones | Comparativa Bancos
[…] todo el mes pasado, me encontré con una gran cantidad de cosas que hacer y sin tiempo material para hacerlas todas. Exámenes, trabajo, obligaciones familiares… todo […]