Nadie se preocupa más por tu dinero que tú

He leído hace poco algunos artículos sobre estafadores que usan un montón de trucos para timar a la gente. Es fácil creer que las personas que pierden el dinero de esa forma son algo cándidas. Y eso no siempre es verdad. La mayoría de las veces son personas como tú o yo.

A cierto nivel, lo mismo ocurre con los banqueros, los brokers y los agentes inmobiliarios, e incluso con los amigos y la familia. Puede que no sean expertos estafadores, pero todos hemos dejado alguna vez que otros nos digan lo que tenemos que hacer con nuestro dinero. Acabamos creyendo que son capaces de tomar mejores decisiones sobre nuestra situación financiera que nosotros mismos.

A veces es así – pero la verdad es que muchas otras, no. O en realidad no quieren. La verdad es que tu dinero no les importa tanto a los demás como a ti.

Una de las lecciones más importantes que se pueden aprender es que nadie se preocupa más de tu dinero que tú mismo. Cuando te das cuenta de esto, cuando empiezas a asumir tus propias responsabilidades en cuanto a decisiones financieras (en lugar de permitir que otros las asuman por ti), sientes que has ganado mucho más control sobre tu vida.

No confíes en nadie

Si tu agente inmobiliario te dice que puedes permitirte una casa determinada, no te fíes de su palabra. Haz números tú mismo. Haz tu propio presupuesto para la hipoteca, no lo dejes todo en manos del banco. Claro que piensa que puedes pagar más – ¡tiene una comisión!

Si tu agente de seguros te dice que te conviene un seguro de vida, no le creas sin haber hecho tus propias pesquisas al respecto. Encuentra lo que realmente te conviene en tu situación. Por supuesto que quiere venderte un seguro de vida, su sueldo depende de ello.

Si tu abogado te dice que crees un fideicomiso en lugar de un testamento normal, infórmate bien de lo que es un fideicomiso y por qué la gente lo usa. Pregúntate si tiene sentido en tus circunstancias. A lo mejor te conviene, pero puede que no y que prefieras gastarte el dinero que te costaría en otra cosa.

Si un vendedor de Media Markt te dice que deberías contratar un seguro para tu nuevo gadget, no te fíes. La motivación que tiene para darte un consejo que te sirva es cero. Sus consejos se basan en sus intereses, lo que siempre significa más dinero para su bolsillo.

Cuando ves un anuncio en la televisión, en una revista o en Internet, no te limites a confiar en lo que te digan los técnicos de marketing. Por supuesto que los nuevos “lo-que-sea” son los mejores. Eso dicen todos los anuncios, ¿no? Las grandes compañías no están interesadas en lo que es mejor para ti. Busca opiniones imparciales de consumidores y amigos.

La verdad está ahí fuera

No me malinterpretes, no estoy diciendo que sea malo hablar con un asesor financiero o un agente inmobiliario para comprar una casa. Desde luego que debes buscar el consejo profesional. Habla con los expertos y escucha lo que tienen que decir. Pero no sigas ciegamente sus recomendaciones.

Los consejos que nos dan los demás normalmente son en su beneficio más que en el nuestro. Ambos pueden coincidir o no, nunca olvides eso. No hagas lo que otros te digan solo porque tienen autoridad o un buen discurso.

Lee. Busca opiniones. Entiende los pros y los contras de cada decisión que vayas a tomar. No te obsesiones con la perfección y acepta que puedes cometer errores. Entiende que lo que puede ser bueno para otra persona, no tiene por qué serlo para ti.

Y, sobre todo, nunca tomes decisiones financieras apresuradas. Si alguien te dice que hay un límite de tiempo para la oferta, y que tienes que actuar rápido o te la perderás, casi seguro que lo mejor sea perdérsela. Crear presión temporal es uno de los trucos más viejos para conseguir que la gente actúe contra sus propios intereses.

Descubre lo que es importante para ti y por qué. Usa este conocimiento para marcarte metas, y usa esas metas para determinar tus decisiones. Cuanto tienes un porqué, es mucho más fácil confiar en tu propio juicio.

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