Vivimos en un momento de la humanidad en el que la información fluye por todos lugares, y vivimos en un momento de la humanidad donde todo se vende y todo se ofrece, ¿pero toda esa información es útil?, ¿y todo lo que se vende y se nos ofrece tiene sentido? Centremos las respuestas en el ámbito de los seguros.
Y si centramos las respuestas a las preguntas anteriores en el ámbito de los seguros vemos que si bien a priori toda la información puede resultar de interés y nunca está de más conocer, también vemos como ya no solo un exceso de información puede llevarnos a la desinformación y a la confusión, sino que vemos como la información utilizada de forma parcial, sesgada o tendenciosa puede resultarnos incluso negativa. Y también vemos que en respuesta a la segunda pregunta que si bien todo puede tener su función, no siempre esa función nos resultará necesaria. Vayamos por partes.
En lo que se refiere a la información, debemos primero aprender a discernir entre la información que nos interesa y resulta relevante y la que no, o incluso la que nos puede resultar perjudicial. Pero especialmente hemos de aprender a discernir y cribar entre lo que simplemente es información neutra, a lo que es mensaje comercial o adoctrinamiento escondido detrás de presunta información. Esto último sucede por ejemplo en muchos casos de compañías de seguros que remiten continuos boletines informativos referente a la salud y demás a sus asegurados, pues si bien esa información en su estado neutro es altamente positiva, puede no serlo tanto si en cada mensaje lo único que pretenden es vendernos sus productos y servicios.
Y en respuesta a la segunda cuestión, decir que por supuesto no, no todos los seguros nos resultarán útiles y necesarios, y solo de nosotros dependerá dimensionar nuestra protección deseada, sin dejarnos llevar por a veces la excesiva presión comercial para que lo tengamos todo (y más) contratado y asegurado.