Cuando miles de ciudadanos españoles deciden realizar alguna gestión financiera de parte de su dinero ahorrado relacionada con la inversión la mayoría suele acudir a su banco habitual y así de manera coloquial o confiada recabar el asesoramiento profesional del empleado de turno o el “amigo del banco” que más confianza personal le transmite. Todo esto es debido a las notables carencias históricas en formación financiera lo que en muchas ocasiones les aboca a poner su capital o ahorros en manos de personal ajeno quizá poco cualificado para estos menesteres.
El asesoramiento financiero es algo muy serio y debemos tener presente que al final los que invertimos somos nosotros y la persona que nos aconseje, con toda la buena fe del mundo, pasado un tiempo nos puede llegar ocasionar pérdidas dinerarias no esperadas, por falta de preparación, formación técnica o desconocimiento de los productos, activos o perfiles de riesgo específicos, según la capacidad personal para la inversión en renta variable de cada inversor. Para poner orden ante este habitual problema de asesoramiento a los clientes se ha puesto en funcionamiento recientemente la directiva europea Mifid II de protección al inversor, y a continuación para nuestros muchos lectores, seguidores, pequeños y medianos inversores en lenguaje coloquial vamos a detallar algunos aspectos o características esenciales de obligado cumplimiento a partir de ahora para todas las entidades financieras de la zona euro.
- Se deberá diferenciar claramente el asesoramiento entre banca privada y a los particulares.
- La banca privada generalmente suele atender a clientes con patrimonios que rondan o superan los 300.000 euros.
- Para ser asesor financiero independiente no se deberá cobrar incentivos por las recomendaciones realizadas y el pago de su servicio será directo del cliente.
- El asesor independiente buscará el mejor precio, la mejor operativa y los menores gastos y costes para su cliente.
- Todos los asesores deberán tener un mínimo de 150 horas de formación financiera con el fin de que presten un servicio de consejeros, y no simplemente de informador sobre los planificación o estrategias de inversión.diferentes productos a disposición de los clientes.
- Con la aplicación obligatoria de la Mifid II se fuerza a que las entidades financieras tengan en sus oficinas algunas personas con formación específica en finanzas, inversión, Evitando que, como hasta ahora, se fomente y publicite solo los productos que más le interesa y beneficia a la empresa bancaria.
- Esta directiva Mifid II también pretender acabar con los malos asesoramientos del pasado, como pudieron ser la colocación de preferentes a particulares o ciertas salidas irregulares a Bolsa de algunas empresas cotizadas… ¿Bankia?
- Se deberá explicar claramente al cliente si se le está dando asesoramiento profesional para invertir o solo información sobre los productos financieros existentes a modo de atención publicitaria.
COMENTARIOS Y CONSEJOS SOBRE INVERSIÓN
Deberemos recordar que las entidades bancarias no son una “ONG” y como cualquier empresa comercial buscará su mayor beneficio para lógica satisfacción de sus muchos accionistas y respiro de empleados, en un sector tan castigado estos últimos años por la crisis y sus fuertes reestructuraciones de plantillas.
La inversión en los mercados de renta variable por la vía de los fondos de inversión o directamente con la compra de acciones cotizadas en Bolsa siempre requerirá de manera previa al asesoramiento profesional cualificado para no repetir los errores del pasado. La debida formación y un buen asesoramiento financiero nos habilitarán para llegar a tener mayores posibilidades de éxito inversor en un mundo como el del mercado bursátil tan complejo, volátil y cambiante como a veces muy… ¡Rentable!
Mientras alcanzas este adecuado nivel de formación inversora nunca estará de más que aprendas, medites y asimiles qué es: “Normativa Mifid II: No es lo mismo informar que asesorar”.
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La frase elegida para este artículo dice así:
Quizá la obra educativa que más urge en el mundo sea la de convencer a los pueblos de que sus mayores enemigos son los hombres que les prometen imposibles.
Ramiro de Maeztu