Disponer de nuestra póliza de seguro con franquicia nos supone una dosis adicional de tranquilidad y despreocupación importantísima, a cambio de pagar una mayor prima. Al contrario, que nuestra póliza de seguro disponga de una determinada franquicia contribuye a aligerar el peso económico de la misma, es decir, reduce sensible u ostensiblemente (según la cantidad de la franquicia) el volumen de la prima a pagar, ¿cuál es la mejor opción? Veámoslo.
Primero decir para los que desconozcan el concepto de franquicia en los seguros, que la franquicia no es nada más que aquella cantidad económica que nosotros siempre deberemos pagar en caso de siniestro y que a partir de esa cantidad nos lo abonará la compañía aseguradora. Es decir, por ejemplo, si tenemos un accidente de coche y nuestro seguro es un todo riesgo con una franquicia de 300€, significa que si la reparación asciende a 4000€, nosotros pagaremos 300€ y la compañía aseguradora los 3700€ restantes.
Decir que la franquicia puede ser aplicada en casi todo tipo de seguros, pero que es especialmente útil y utilizada en los seguros médicos de salud y en los seguros de vehículo. En el caso de los vehículos ya hemos visto un ejemplo práctico, y en el caso de la salud, el concepto será el mismo y en la práctica significará que si por ejemplo tenemos una franquicia de 30€ por cada visita médica o 600€ por intervención quirúrgica, esos son los importes máximos que nosotros deberemos hacernos cargo del acto médico en cuestión, antes de que se haga cargo la aseguradora.
Una vez dicho esto, evidentemente la mejor opción para nosotros siempre será la que nos haga pagar menos, es decir, si puede ser a todo riesgo sin franquicia mucho mejor, pero cuidado, porque en algunas ocasiones puede que la compañía nos imponga como mínimo una franquicia aunque sea de poco importe con la intención de corresponsabilizarnos, y en todo caso, la ausencia de franquicia o una cantidad menor de esta significará seguro una prima más, a veces mucho más elevada, y deberemos valorar si nos merece la pena.
A priori pudiera parecer que sí, que seguro que nos resultará viable, lo cierto es que deberemos plantearlo y hacer números, por ejemplo y meramente a título de opinión personal de quien firma este artículo decir que así sí hablamos del seguro de nuestro vehículo puede que la opción sin franquicia sea muy aconsejable para circular más tranquilos y dados los altos importes que nos “jugamos”. En el caso de la salud, si disponemos de buena salud, no prevemos hacer un uso intensivo de las consultas médicas y demás prestaciones, puede que si que nos merezca la pena valorar el ahorro que nos supondrá una menor prima y pagar una franquicia de vez en cuando acudamos a un acto médico, cada persona es un mundo, pero aseguremos nuestro mundo con cabeza.