Últimamente se habla mucho de la obra social que llevan a cabo las cajas de ahorro de nuestro país, y del varapalo que puede suponer la transformación del sector, mejor dicho la bancarización del sector y el desmantelamiento del concepto de cajas de ahorros tal y como lo conocemos, y en consecuencia del concepto de obra social actual que estas actualmente administran.
Aquí más allá de valoraciones que pudieran resultar sesgadas en consecuencia de la visión de quien lo firma o que pudieran resultar carentes de la profundidad necesaria que se requiera para no hablar de una forma frívola de un tema tan complejo y complicado y alejándose entonces tal profundidad del objetivo de este artículo, el mismo se quiere centrar de otras entidades que también realizan una interesante labor social: las compañías aseguradoras.
No tenemos que olvidar que a pesar de que en los últimos años el sector de los seguros en general y las compañías de seguros en particular han vivido una auténtica revolución y el sector se ha transformado en gran medida, y ha dado lugar a una realidad actual de un sector altamente globalizado e internacionalizado, con grandes actores participantes dentro del sector, el sector sigue manteniendo esas raíces locales y esa implantación social en sus áreas de influencia que las hicieron características.
Y es que es de destacar que desde hace ya años y años las compañías de seguros juegan un papel crucial en la sociedad (de la misma forma que lo juegan por ejemplo las entidades financieras), y las mismas han sabido adoptar este papel de actores sociales privilegiados y cruciales para el conjunto de la sociedad, y a la vez han asumido la responsabilidad social y de cercanía que ello conlleva.
Así, compañías de seguros que se implican en eventos de su comunidad, que financian proyectos para mejorar la sociedad en la que compiten profesionalmente pero a la que sirven, a la que destinan todos sus esfuerzos y de la que viven, es la realidad diaria de muchos eventos, actos o proyectos que se llevan a cabo en nuestros pueblos y ciudades.
Eventos deportivos, becas, participación directa en proyectos de investigación o ayudas sociales a grupos excluidos o en grave riesgo de exclusión son algunas de las funciones que realizan las entidades aseguradoras. Unas entidades que además de asegurar a la sociedad y enriquecer el tejido empresarial del país, humanizan y dan sentido a la participación privada en el ámbito de la ayuda pública.