Sin duda uno de los mayores cambios que ha vivido el mundo de los seguros de todo tipo en estos últimos años es la aparición de Internet. La aparición de Internet no ha significado tan solo la posibilidad de comunicarse y de interactuar con el cliente, sino que incluso en muchos casos permite al cliente operar con la entidad a través de los portales al respecto. Ante ello, dar todas las garantías al cliente es la clave del éxito.
Internet ya esta completamente implantado en la vida diaria de la sociedad, y ya no es visto como algo nuevo y extravagante, o como una moda pasajera. Internet ha venido para quedarse y desarrollarse, y la sociedad ya lo ha interpretado. Pero como todo cambio de gran calado ha requerido de un proceso de adaptación, un proceso que aún no ha finalizado.
Y este proceso de adaptación no ha finalizado básicamente por dos motivos, primero porque hoy aún se esta desarrollando constantemente oferta nueva, lo que provoca que permanentemente nos estemos adaptando (y avanzando). Y segundo porque se han creado dos grandes grupos sociales: el adaptado a la nueva realidad digital, y el que se ha quedado atrás, el que se ha quedado anclado en un modelo analógico ya obsoleto.
Las compañías de seguros están haciendo ingentes esfuerzos tanto para satisfacer la demanda del primer grupo, como para dar las garantías, seguridad y simplicidad que precisa el segundo grupo para dar el necesario paso digital. Al respecto por ejemplo son dignas de felicitar todas aquellas compañías que incorporan la posibilidad de contratar online la póliza. O por ejemplo es muy especialmente de felicitar iniciativas como la de Mapfre y su potente oficina virtual, que aúna esa simplicidad, seguridad y plenitud reclamada, pues la misma tiene unas características simples, una seguridad óptima (incluso con acceso por certificado digital o DNI-e) y una completa operativa.