Hay veces que se habla de la tendencia al perfeccionismo como algo positivo, cuando en realidad es una espada de doble filo. A fin de cuentas, ser el mejor en algo siempre hace que te sientas bien. Si, como yo, muchas veces has dejado de hacer algo porque no puedes hacerlo perfecto desde el principio, te habrás dado cuenta de que eso te ha impedido hacer muchas cosas y conseguir metas que, muy probablemente, estaban a tu alcance. No solo eso, sino que el componente de diversión se pierde en muchas actividades de las que podríamos haber disfrutado si no fuera por nuestras ansias de perfección.
Esta mentalidad del todo o nada contribuye en muchos casos a que tengamos un bajo rendimiento, ya que hace que nos paralicemos. Otras causas del bajo rendimiento pueden ser el dejar las cosas para la última hora, el miedo al fracaso o la adicción al trabajo.
Contemplar nuestras metas en clave de todo o nada es como ver el mundo en blanco y negro. Se trata de una visión muy limitada. ¿Una persona que obtiene la medalla de plata en las olimpiadas se convierte automáticamente en un fracasado por no haber conseguido el oro? ¡Por supuesto que no! Sigue siendo una atleta de élite, y ha conseguido un gran logro. Incluso si nunca llega a ganar el oro, el esfuerzo habrá merecido la pena.
Otra característica de la mentalidad del todo o nada es la fijación con la meta final. Llegaré a X cuando haya conseguido Y. Pero, ¿qué hay de todos los pasos entre estos dos puntos? En lugar de centrarnos en tocar el Claro de Luna de Beethoven sin cometer un solo error, ¿por qué no disfrutar de la música?
Si aplicamos este razonamiento a las finanzas personales, lo primero que tenemos que hacer para mantener el control es asumir que no somos perfectos, en lugar de ignorar la situación o quedarnos paralizados. Está bien que nos esforcemos en saldar todas nuestras deudas para lograr unas finanzas saneadas, pero es importante que apreciemos los pasos intermedios y nos enorgullezcamos de lo que vayamos consiguiendo, aunque no hayamos alcanzado todavía nuestro objetivo final. Muchas veces, lo perfecto es enemigo de lo bueno.
En nuestra vida todos exploramos distintas posibilidades, y todos cometemos errores. Lo importante es aprender de ellos en lugar de pensar que por su causa nunca seremos lo suficientemente buenos y, en consecuencia, abandonar. Recuerda que hay muchos tonos de gris entre el blanco y el negro.