¿Te has sentado alguna vez en un restaurante, has revisado el menú y has querido marcharte, pero te has quedado? ¿Te quedaste porque no querías que nadie pensara que no podías pagar?
¿Has ido a comprar con un amigo y has acabado llevándote ropa demasiado cara? ¿Lo has hecho para que tus amigos no pensaran que eras menos que ellos?
¿Compraste un coche que no te convenía porque sentiste el impulso de impresionar a la persona que fue comprarlo contigo?
¿Has acabado por evitar salir a comprar o a cenar con otras personas para no verte envuelto en este tipo de situaciones?
Si te ves de alguna forma reflejado en estas cuestiones, no eres el único. Muchos compartimos este tipo de problemas.
Hace unos años fui a comprar ropa con algunas amigas y me encontré exactamente en esa situación. Quería renovar mi vestuario, y como estas chicas sabían mucho de moda y vestían siempre a la última, despedí que me acompañaran.
Son excelentes personas y estaban encantadas de ayudarme a elegir. Me llevaron a todas las tiendas donde ellas hacían sus compras normalmente y seleccionaron para mí prendas excelentes. Me probé la ropa y tengo que admitirlo… me encantó como me quedaba. Me probé un vestido especialmente elegante, y la verdad es que me sentí en él como una estrella de cine. Pero cuando miré la etiqueta para ver el precio, casi tengo un aneurisma.
Me sentí asustada y frustrada. Quise marcharme corriendo al Zara más próximo, pero entonces vi a mis amigas entusiasmadas con mi aspecto, diciéndome lo bien que me quedaba, y me sentí atrapada. Puse mi mejor sonrisa, saqué la tarjeta de crédito y me llevé el vestido.
Con el paso del tiempo, me alegré de haberlo comprado y todavía me lo pongo con placer. Pero la cuestión es que estaba completamente fuera del nivel de precios con el que yo puedo sentirme confortable. Y en lugar de decir nada, me gasté un dinero que no me quería gastar para ponerme al nivel de mis amigas, para no ser menos.
Ese vestido me costó mucho dinero y bastante autoestima. Me sentí débil porque no tuve el valor de decirle a mis amigas que no quería gastar tanto. ¿Podría haber actuado de otra manera?
Podría haber sido honesta con mis amigas cuando les pedí que me ayudaran a elegir. Debería haberles hecho saber en qué nivel de precios me quería mover antes de ir de compras. Cuando pienso en la cantidad de dinero del que ellas disponen, debí ser consciente de que me llevarían a tiendas caras (bueno, no creo que ellas las consideren caras). Debí pensar en la cantidad de dinero que ellas gastaban en ropa y hacerles saber mis límites.
También podría haber sido honesta conmigo misma. Parte de la razón por la que quería que estas chicas me acompañaran era para demostrar que me lo podía permitir. No me di cuenta en aquel momento, pero con el tiempo descubrí cuáles habían sido mis verdaderas motivaciones. Si lo hubiera pensado bien en su momento, me hubiera dado cuenta antes y hubiera hecho las cosas de otra manera.
Tratar de impresionar a los demás es una mentira. Das una imagen falsa de ti mismo y te lleva a hacer cosas absurdas. ¿Por qué esforzarme tanto en que ha la gente aprecie a una persona que ni siquiera soy yo? No tiene sentido.
Espero que si tengo esto en cuenta en el futuro, evitaré encontrarme en situaciones tan embarazosas y deshonestas de nuevo. Pero si no lo logro y acabo otra vez en esa tienda de ropa (o en cualquier otra situación análoga), las solución es la misma -honestidad.
Creo que es mejor admitir que se ha cometido un error lo más rápido posible en lugar de continuar con la mentira y cometer otro mayor.
Me gusta complacer a los demás por naturaleza, así que el proceso que he descrito a veces me resulta difícil. He mejorado en ese aspecto pero todavía no he conseguido resultados al cien por cien.
¿Tienes problemas de este tipo? ¿Gastas tu dinero de forma diferente cuando determinadas personas están a tu alrededor? ¿Cómo te has enfrentado a ello?
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