La inversión en sus diversas formas y productos financieros se pueden gestionar de dos maneras. La primera consiste en realizar todas las operaciones de compra-venta mediante una gestión personal y privada, por la que el inversor directamente realizará el control de su inversión asumiendo toda la responsabilidad financiera del resultado final de la misma.
La segunda forma de gestionar un capital destinado a la inversión en los mercados y especialmente adecuada para los “pequeños inversores noveles” es la de utilizar la figura del “GESTOR”, el cual, como profesional financiero cualificado será el encargado del manejo del dinero de su cliente previa consulta y asesoría con éste sobre su nivel de riesgo y horizonte temporal de la inversión. Estos profesionales a cambio de su participación y gestión le pueden cobrar un importe por operación, un fijo mensual, un porcentaje de las plusvalías…etc. Todo dependerá del acuerdo entre cliente y asesor, por lo que se deben comparar las distintas comisiones existentes en el mercado y las condiciones específicas de cada entidad gestora.
Una vez que sabemos que es muy recomendable recurrir a un gestor profesional debidamente acreditado y autorizado para su labor, volvemos a la pregunta inicial de este artículo: ¿Qué esperamos de nuestro gestor?… Bueno lo normal sería decir… ¡¡¡ que nos haga ganar mucho dinero !!!… y en eso consiste su gestión por la que nos cobrará sus honorarios y comisiones, pero y si trascurrido un tiempo de varios meses… ¿No es así?
Vayamos por partes, primero antes de invertir con la ayuda de un gestor debemos conocer que dos formas tiene este profesional de conseguir una excelente gestión de nuestro capital destinado a la inversión y estas son las siguientes:
- La gestión activa: Consiste en adecuar las inversiones a los movimientos de los mercados donde estará el capital invertido, dependiendo de las tendencias, fluctuaciones, volatilidades y periodos alcistas o bajistas, controlando la mayoría de las variables que puedan perjudicar la rentabilidad final.
- El impulso normal del mercado: Esta fase es la más “fácil” para el gestor financiero, consiste en controlar las subidas o impulsos alcistas de los mercados dejando que la inversión acumule ganancias y colocando a su vez, stop de protección –Stop Loss- para prever cambios bruscos de tendencia y así proteger el capital y su rendimiento dinerario.
Debemos tener presente que los gestores, como es lógico, siempre van a buscar conseguir el mayor éxito posible de su intermediación, pero… ¿Qué ocurre cuando ésta no da el resultado esperado? Veamos dos ejemplos de situaciones que se suelen dar y cómo actúan habitualmente los clientes/ inversores con respecto a sus gestores:
- Cuándo en un año el mercado ha subido un 25% y nuestra inversión ha generado solo un 15%: Lo normal es llegar a pensar que nos habría gustado ganar más, o sea igualar al mercado, pero nos conformaremos diciendo: “Pues no está mal haber conseguido un 15% de rentabilidad”. Es la sensación de no tener que recriminarle nada al gestor porque en el fondo hemos ganado dinero… menos dinero… ¡¡ pero dinero al final !!
- Cuándo en un año el mercado o sus índices han bajado un 15% y nuestra inversión gestionada ha sufrido una caída del 25%: Esto ya son palabras mayores, el error de estrategia por parte de nuestro gestor a la hora de elegir o mover los activos, nos ha llevado a un grave quebranto de nuestro capital invertido por lo que pondremos el grito en el cielo y desoyendo las excusas del profesional sobre la necesidad de paciencia, recuperación futura del mercado o nuevo posicionamiento recuperador, lo normal será cambiar de gestor urgentemente o en casos extremos: “Recoger los muebles que queden y salir corriendo”.
CONSEJOS PARA LOS INVERSORES
Los mercados de valores son organismos autónomos que en determinadas condiciones actúan de forma irracional con subidas carentes de fundamento técnico o empresarial o fuertes correcciones derivadas de cualquier noticia o hecho político- financiero que en otras ocasiones habría pasado desapercibido, por lo tanto no podemos pensar que el gestor profesional tiene una varita mágica con la que salvarnos de todos los males que atacan los mercados en periodos prolongados de inversión.
Así mismo es prioritario observar la gestión activa de nuestra inversión, dado que si el gestor transcurrido un tiempo prudencial – 6 meses ó 1 año – no consigue igualar o superar al mercado y por lo tanto no añade valor… ¡¡¡ No estará justificado el pago de comisiones por una labor profesional mal ejecutada !!!
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La frase elegida para este artículo dice así: “Es necesario tener tanta discreción para dar consejos como docilidad para recibirlos”, Rochefoucauld.
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