Se nos está juzgando constantemente. La gente nos mira y se forma una opinión sobre nosotros. Nuestros amigos, nuestra familia, nuestros socios y compañeros de trabajo, todos tienen una idea de lo que deberíamos o no deberíamos hacer. A menudo, conocemos estas opiniones con claridad meridiana – a veces la gente nos lo dice directamente, o de forma más indirecta, mediante sus acciones y comentarios.
Cuando somos jóvenes – estoy pensando en la escuela, por ejemplo – estos juicios de valor eran un mundo para nosotros. Especialmente las opiniones de nuestros compañeros, pero también de nuestros profesores (juzgando lo inteligentes que somos) y nuestros padres. Por no hablar del juicio social que nos dice si estamos a la moda o no, si somos “populares”.
Cuando nos hacemos mayores, la mayoría de nosotros nos desprendemos de estos juicios, pero los reemplazamos con otros. Nuestros jefes. Nuestra familia y amigos. La gente que nos rodea – con el omnipresente lema de “no ser menos que los demás”.
Sin embargo, hay cosas que tenemos que tener claras a este respecto.
Para empezar, hay un montón de gente que nunca va a estar satisfecha, no importa lo que hagas. Nunca, jamás, va a ser suficiente. Podrías convertirte en un millonario con una carrera fulgurante y seguiría sin ser suficiente. Podrías tener la casa perfecta, el coche perfecto y la familia perfecta, pero no lograrías su aprobación. Siempre tendrán alguna bala en la recámara para herirnos y así seguir sintiéndose superiores.
¿Sabes qué? Su opinión, en realidad, no cuenta. En absoluto. Si malgastas un solo segundo de tu vida tratando de contentar a este tipo de gente, es un segundo que nunca podrás recuperar.
Al mismo tiempo, hay mucha gente que tú puedes pensar que te juzgan de una determinada manera cuando no es así. Lo que ocurre en estos casos es que estás proyectando tus propios pensamientos e ideas en ellos. Si no te gusta algo de ti mismo, es fácil que termines pensando que a los demás tampoco.
El único uso que podemos hacer de estas “opiniones” es usarlas como una guía personal.
A fin de cuentas, la única opinión realmente importante es la tuya y la de un pequeño y selecto grupo de personas que te conocen muy bien y que de verdad se preocupan por ti.
Puedes conducir tu coche viejo si te lleva del punto A al punto B de forma barata y eficiente. Usar el teléfono móvil más barato que haya si no quieres pagar extras. Vivir en un apartamento pequeño. Dedicar dos horas a saltar desde un trampolín con tu sobrino solo porque te apetece.
Porque al final, eres tú el que vives tu vida y solo un pequeño grupo de personas tienen un impacto importante en ella. Los demás pueden meter sus opiniones en una cajita y coleccionarlas.
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2 Responses to “¿Quién nos juzga?”
¿Qué son los Dinky? | Comparativa Bancos
[…] realidad son discusiones un poco banales. No creo que se pueda decir de forma contundente si se trata de una actitud inteligente o egoísta sin conocer en profundidad a las personas de las […]
Fran
Buen artículo.