Cuando sufrimos un siniestro probablemente no nos encontraremos en condiciones de recopilar en ese mismo momento, in situ y en el acto de información al respecto, pero en la medida de lo posible hemos de intentar hacerlo. Y es que esto puede resultar clave para que posteriormente nuestro seguro o el de la parte contraria se haga cargo del caso o lograr unas óptimas indemnizaciones. Entre otras muchas consideraciones que se podrían hacer para exponer la vital importancia que puede suponer recabar esa información.
Lógicamente si por ejemplo se trata de un grave accidente de coche o de una importante deflagración en nuestro hogar que lo derruye y nosotros quedamos inconscientes o gravemente heridos nos será imposible recabar esa información y estaremos en manos de que las personas que estén por ahí lo hagan, y en todo caso de las investigaciones que llevarán a cabo las autoridades competentes, pero en pequeños siniestros si que nos puede ser posible.
Así, por ejemplo en el caso de un pequeño golpe entre dos vehículos, en caso de una caída poco grave en el transporte público, o muchas otras incidencias por el estilo, puede resultarnos relativamente fácil recopilar aquellos datos que posteriormente nos pueden ayudar para esclarecer el caso, determinar responsabilidades, etc., ¿y qué datos recabar?
Por supuesto, nosotros no somos ni policías ni expertos periciales por lo que según que pruebas no podemos ni debemos recoger y deberemos avisar a las autoridades competentes para que se hagan cargo e investiguen. Pero por ejemplo si que está en nuestras manos intentar contactar con algún testigo que haya presenciado lo sucedido y que nos de sus datos, o realizar alguna fotografía, video o audio que pueda dar pistas del siniestro, en definitiva tener cualquier dato que posteriormente pueda ser una prueba demostrativa de lo sucedido.