En muchas ocasiones le he dado vueltas al valor que tiene el cambio de ciertos hábitos y rutinas. Cambiar un hábito que conlleva el gasto innecesario de nuestro dinero, o sustituirlo por otro distinto que implica un menor coste, es una excelente forma de reducir nuestros gastos.
De hecho, cada vez que tomas una decisión que te permite la reducción de dichos gastos, estás dando un gran paso en la consecución de unas finanzas saneadas.
Sin embargo, sigue siendo sólo un paso. Reducir el gasto, por sí solo, no puede traer un cambio financiero positivo a tu vida.
Tomemos como ejemplo una persona que va todos los días a tomarse un café. Todas las mañanas se gasta 1,50 € en la cafetería. Un buen día se da cuenta de que esto, en cierto modo, es un gasto de dinero innecesario, sobre todo porque ni siquiera disfruta especialmente de esas visitas -va por pura rutina.
Así que decide suprimir ese hábito.
De repente se encuentra con que está gastando 10,50 € menos a la semana, lo que se traduce en unos 40 € al mes. Ese cambio en su comportamiento ha puesto algo más de dinero en su bolsillo, ¿no?
Pues en realidad, aún no.
Esos 10,50 € a la semana puede emplearlos todavía en algún otro gasto innecesario. Ya que tiene algo de dinero de sobra, ¿por qué no comprar un libro extra o dos en la librería? ¿Por qué no salir a cenar fuera un día más? A fin de cuentas, como ahora gasta menos, tiene dinero para poder permitírselo.
Así que comienza a gastarse los 40 € en otra cosa -y se encuentra como al principio, simplemente llegando a fin de mes.
Reducir el gasto no es suficiente. Tienes que hacer algo financieramente productivo con ese dinero.
Demos marcha atrás al reloj. Nuestro amigo acaba de decidir que deja de ir a tomarse su café diario, recortando 10,50 € a la semana.
Inmediatamente después ingresa ese dinero en su cuenta de ahorro.
Tras esto, y al cabo de un mes, se da cuenta de que ha ahorrado 40 € y lo usa, por ejemplo, para el pago de alguna deuda. O lo deja en la cuenta y se olvida del tema, sabiendo que puede servir como fondo para emergencias. O añade esos 40 € al mes a un fondo de pensiones.
La primera acción -la cual redujo el gasto- fue importante. Le dio a sus finanzas un pequeño respiro. Consiguió un dinero que puede emplear en otras cosas.
La segunda acción, sin embargo, fue la que constituyó un ahorro. Cuando decidió coger ese dinero y darle una utilidad desde un punto de vista financiero. Es en ese momento cuando su vida empezó a experimentar un verdadero cambio.
Piensa en todo esto durante algún tiempo. Trata de descubrir maneras de reducir tus gastos. Mientras van pasando los días, busca en qué áreas está gastando más de lo que deberías sin extraerle un valor real a ese dinero.
Si descubres una o dos cosas, ¡genial! Pero será sólo el primer paso. Recorre todo el camino hasta el final -calcula cuánto dinero consigues con ese paso en la buena dirección e inviértelo en algo financieramente beneficioso.
Actúa. Avanza. Consigue que esas valiosas acciones personales se transformen en acciones financiaras positivas.
Si quieres puedes también profundizar en métodos para controlar tu dinero, y si hablas inglés, encontrarás muchos consejos sobre dinero y finanzas en thesimpledollar.com, una web que nos surte con muchos contenidos.
Buena suerte.
2 Responses to “Reducir gastos no es lo mismo que ahorrar”
ELOTRO
Una semana tienes siete dias, no diez.
Antonio Romero
Hola,
lo dices por el precio del desayuno?
1,50€*7=10,50€