Los seres humanos buscamos instintivamente la comodidad, y como resultado nuestra vida diaria se centra en rutinas familiares y hábitos arraigados. Cuando algo amenaza con rompernos esa rutina, nos ponemos nerviosos y nos inquietamos. Estos sentimientos negativos son fáciles de evitar si continuamos viviendo de la misma forma, rechazando los cambios. Cuando aparece la opción de ir a un territorio inexplorado, de acabar en una situación en la que no podemos predecir lo que va a pasar, la mayoría de nosotros preferimos no cambiar, aferrándonos a la situación que nos resulta más cómoda.
Todavía recuerdo la primera vez que me fue de vacaciones sola. Consideré quedarme en casa con cualquier excusa por miedo a acabar pasándolo mal. Lo mismo me pasó cuando tuve mi primera entrevista de trabajo.
Me daba cuenta de que millones de personas hacían entrevistas de ese tipo a diario, pero aún así me aferraba a mi rutina de estudiante. Al final, conseguí convencerme de que estaba igual de capacitada que el resto del mundo para enfrentarme al entrevistador.
Echando la vista atrás, fue una buena experiencia y me alegro de haberla tenido a una edad temprana. Me adapté al trabajo rápidamente y comprendí que no era tan difícil expandir mi zona de confort.
Yendo a por tu carrera
Hay cuatro cosas que nos hacen sentir seguros y cómodos:
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Los lugares familiares.
- La gente conocida.
- Los pensamientos habituales.
- Los actos rutinarios.
Pero si nos aferramos a estos aspectos conocidas de nuestras vidas, no tendremos oportunidad para crecer — como personas, en nuestras carreras o financieramente.
Los cambios en nuestra rutina son los que tienen un mayor efecto, y son un aspecto clave para la mejora económica. Trabajando en una empresa cualquiera, nos podemos acostumbrar a tareas y responsabilidades que llevamos a cabo día tras día. Ser buenos o excelentes en esas responsabilidades no es suficiente para alguien que quiere destacar y aumentar sus posibilidades de ser recompensado.
Aquí tienes algunos consejos para salir de tu zona de confort en el trabajo:
- Si no sueles hablar en público, prepara una presentación breve sobre alguna de tus responsabilidades y compártela cuando tengas oportunidad con tus superiores o tus compañeros.
- Desarrolla tu propio proceso de mejora para incrementar tu productividad, tus comisiones o lo que sea que es importante en tu área de trabajo.
- Muéstrate dispuesto a asumir algún encargo que sea un reto superior a lo que normalmente haces, a ser posible algo que haría un superior o un supervisor.
No todo el mundo se encuentra a gusto en un esquema empresarial. De hecho, la mayoría de empresas están llenas de gente así, personas que no dudarían en trabajar en otra cosa si el dinero no un factor a tener en cuenta. Y de hecho mucha gente hace cambios enormes en su vida para conseguir realizar un sueño, una vocación o una pasión. Estos cambios siempre requieren rechazar en parte el nivel de comodidad para entrar en otro ambiente que ofrece la posibilidad de crecimiento personal.
Buscando una mejora financiera
Aparte de nuestra elección profesional o del sueño del emprendedor, es fácil caer en la zona cómoda en cuenta a nuestras finanzas. Muchas veces contratamos a alguien para hacer cosas que nosotros mismos podríamos llevar a cabo, y la mayor parte de las veces no tenemos razones válidas para hacerlo. También pagamos las facturas sin pararnos a considerar otras opciones mejores o más baratas que las que ya hemos contratado o ya conocemos.
Mucha gente evita invertir porque desde fuera parece muy peligroso. ¿Qué acciones comprar? ¿Cómo enfrentar un crack bursátil? ¿En quién confiar? Con este tipo de cuestiones en mente, muchas personas se limitan a seguir el camino más cómodo: invertir en lo que les aconseje su banco porque así alguien toma las decisiones por ellos.
Aunque todo esto nos haga sentir bien, estamos pagando un coste de oportunidad. Al no tomar nuestras propias decisiones en esta materia, podemos estar perdiendo miles de euros a lo largo de nuestra vida. Esto se puede resolver saliendo de nuestra zona de confort y aprendiendo a hacer algo nuevo: invertir.
Cómo salir de la zona de confort
Sea lo que sea lo que quieras conseguir: una promoción en el trabajo, ser un emprendedor de éxito, mejorar tu situación financiera o lograr lo que quieres, la clave es salir de la zona de confort. Incluso aunque lo que estés haciendo ahora te funcione, un poco de esfuerzo invertido en probar cosas nuevas puede acabar dándote mejores resultados. Si solo haces lo de siempre, tus resultados también serán los de siempre (con suerte). La única solución es empezar a hacer cosas distintas.
Por supuesto, al ir en contra de nuestra propia naturaleza como humanos, esto no suele ocurrir de forma natural. Aquí tienes algunos consejos para hacer que la transición sea más sencilla y, buena, más cómoda:
- No dejes de aprender. Descubre cómo otras personas han conseguido con éxito lo que tú quieres. Estudia las tareas que tienes que hacer tanto como puedas: leyendo artículos, libros, blogs, etc.
- Siempre en equipo. Internet es tu amigo, pero nada supera los beneficios de pasar tiempo conversando con alguien cuyos pasos quieras imitar. Si tu objetivo es dejar de comer fuera y empezar a cocinar cada día, leer recetas sólo te llevará hasta un cierto nivel. Si alguien con experiencia en la cocina te enseña, llegarás mucho más lejos. Si no conoces a nadie dispuesto a ayudarte, asiste a clases que te permitan participar.
- Crea un plan. Escribir un reto, ya sea en una pequeña libreta o en un blog público, lo hace real. Creo que cuanto más público sea, mejor, porque te hace responsable ante el mundo exterior y no solo ante ti mismo. Escribe también tres logros en los que puedas subdividir ese reto y que puedas medir. Ese será tu plan de acción. Todo lo que tienes que hacer es seguirlo.
- Da pequeños pasos El primer paso siempre es el más difícil. Cualquier tarea que en principio parece inabarcable puede ser dividida en pequeños pasos. Al final, esos pequeños pasos te llevarán a tu objetivo final. Hay gente que puede conseguir un gran cambio de repente, pero eso no tiene por qué ser válido para todos. En general, ir poco a poco nos ayuda a reforzar e interiorizar la experiencia – haciéndonos sentir cómodos de forma gradual.
- Encuentra un nuevo confort. Conseguir un progreso lento y continuo en base en base a una serie de tareas repetidas nos lleva a expandir nuestra zona de confort. Te darás cuenta de que eres capaz de hacer ciertas cosas sin pensar cuando tiempo atrás ni siquiera te hubieras planteado hacerlas.
Al salir de tu zona de comodidad estás abriéndote a experiencias nuevas, así que es completamente natural que tus deseos y tus objetivos cambien por el camino. Las recompensas por escapar de esa zona pueden ser ilimitadas. Los beneficios de no expandir tus horizontes están claros: más de lo mismo.
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3 Responses to “Sal fuera de la zona confortable”
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