La globalización en las inversiones en los mercados de valores genera multitud de palabras técnicas (generalmente en inglés), que determinan algún tipo de característica especial del producto financiero o simplemente, asignan una nomenclatura más o menos moderna a la operativa de gestión entre las empresas cotizadas y su relación con los accionistas. Una de estas palabras que deberá conocer el pequeño y mediano inversor en su permanente formación es la llamada “Scrip Dividend” (Dividendo en acciones). Veamos en qué consiste dicho término financiero:
¿A QUÉ SE LE LLAMA SCRIP DIVIDEND?
De manera básica y en el lenguaje coloquial que habitualmente solemos utilizar en esta sección de Consejos de Bolsa, podemos describirlo como: “El pago de dividendos a los poseedores de los títulos cotizados mediante la opción de recibir nuevas acciones en vez del histórico cobro en efectivo”. Este sistema retributivo hacia el accionista beneficia especialmente a la empresa que no necesita desprenderse de capital y además, no le obliga a una reducción ostensible del dividendo a repartir. Para algunos analistas financieros más prácticos o fieles seguidores de la más antigua escuela teórica de los mercados, los llamados “Scrip Dividend” son considerados simplemente… “FALSOS DIVIDENDOS”.
La emisión de nuevas acciones por parte de las empresas en sus ampliaciones liberadas, con el reparto de títulos entre sus accionistas como retribución se ha convertido en usual en los últimos años, por lo que en periodos de crisis financieras como los actuales, algunas de las grandes compañías del IBEX-35 las denominadas “Blue Chips” han acordado optar por la fórmula siguiente:
- Comprar las nuevas acciones: A sus mismos accionistas voluntariamente a un precio estipulado -venta de derechos a la empresa-
- Retribuir con nuevos títulos: Su aceptación convierte al accionista en poseedor de más acciones pero con el mismo porcentaje del capital de la empresa.
- Vender los derechos al mercado: El accionista podrá venderlos al precio que coticen los derechos en esos momentos, durante un periodo previamente estipulado y publicado hasta la adjudicación definitiva de las nuevas acciones.
CONSEJOS AL INVERSOR ANTE UN SCRIP DIVIDEND
Cuando en los medios de comunicación podemos ver, leer o escuchar algunas declaraciones de distinguidos dirigentes empresariales indicando que el reparto de dividendos vía Scrip Dividend es: “Una manera de retribución para el accionista”, nos encontraremos para nuestro posible desconcierto en la situación de ser tratados de alguna manera como “analfabetos financieros”, ya que como podemos ver en este artículo, al accionista no se le ha dado absolutamente nada de dinero y solo se le ha asignado más papel en forma de acciones de la empresa, por decisión y acuerdo de sus gestores empresariales sobre la citada operación financiera, con el mismo valor económico-dinerario para su titular que tenía antes de realizarse ésta.
LEGISLACIÓN SOBRE COBRO DE DIVIDENDOS
Según la legislación actual, los accionistas que reciban dividendos a partir del presente año 2015 tendrán que pagar a la Agencia Tributaria por todos los dividendos recibidos, eliminándose la exención de los primeros 1.500€ como hasta ahora. Por el contrario, se reduce su tributación pasando de pagar entre el 21% y el 27%, hasta quedar entre el 20% y el 24% para el año 2015 y en el 2016, la horquilla quedará determinada entre el 19% y el 23% respectivamente.
Una vez conocidas “las triquiñuelas mediáticas” realizadas por algunos grandes directivos empresariales a la hora de informar sobre el reparto de dividendos vía Scrip Dividend, les planteamos una seria duda: ¿No sería mejor explicar al pequeño accionista que este año por motivos financieros o de expansión de negocio, no es conveniente el reparto de dividendos y posponerlos con la promesa de continuarlos en años posteriores?… ¡Pues eso!
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La frase elegida para este artículo dice así:
Entre los tontos el vacio se parece a la profundidad. Para el que es vulgar, la profundidad es incomprensible. De ahí viene quizás la admiración del pueblo por todo aquello que no comprende.
Honoré de Balzac –Escritor francés-