Aunque las entidades financieras poco a poco van incrementando el diferencial que aplican sobre el valor correspondiente del Euribor, cada vez más se está produciendo un mantenimiento del mismo a cambio de exigir una mayor vinculación a los clientes que contratan productos hipotecarios.
De esta forma se están observando diferenciales por debajo del 1%, que es algo sorprendente para la situación financiera y económica en la que nos encontramos, pero a cambio de ello cada vez hay más condiciones de vinculación, como pueden ser seguros a contratar, recibos a domiciliar, o nóminas que dejar en una determinada cuenta, amén de gastos con tarjeta o depósitos multivariables.
Con ello, las entidades financieras buscan el fidelizar a sus clientes, aunque sea a la fuerza, y obtener el dinero que pierden a través de unos diferenciales muy ajustados, con poco margen comercial, mediante el negocio que éstos le pueden reportar a la entidad en el medio-largo plazo.
Se está convirtiendo en una práctica habitual de todas las entidades que operan en España el ofrecer unos diferenciales muy competitivos, atrayentes de la demanda, los cuáles se encarecen de manera importante si los clientes no deciden vincularse con la entidad.
De cara al cliente se trata de una medida que no debería afectarle, porque la vinculación suele estar medida en términos de productos financieros en cierta medida neutros, que no mejoran ni empeoran en función de la entidad en la que se encuentren, por lo que no debería de perder mucho.
Otra cosa es cuando se trata de productos financieros en los que sí que existe una importante diferencia en función de la entidad que se trate. En ese sentido, a los clientes les interesará siempre estar con la entidad financiera con la que reciban una mejor calidad de servicio y unas condiciones más ventajosas.
Sin embargo, sí puede darse la circunstancia de que interese recibir unas peores condiciones en determinados productos financieros a cambio de conseguir una mejora en el diferencial, de manera que compense el pagar más por un lado para recibir también más por el otro. En definitiva, una búsqueda del equilibrio de las ventajas y los inconvenientes.