Aunque los términos puedan dar lugar a confusión primero de todo cabe decir para no dar lugar a las dudas que no son lo mismo los seguros para expatriados que los seguros para inmigrantes. Y no son lo mismo pues si bien en el término estricto del término, un inmigrante y un expatriado son dos personas que se encuentran fuera de su patria de origen, existen diferencias en la concepción y en los seguros dirigidos hacia ellos.
Así, por un expatriado se considera comúnmente a aquella persona que por motivos básicamente profesionales es desplazada por la empresa en la que presta sus servicios a otro país. Y un inmigrante es una persona que ha emigrado de su tierra de origen para instalarte en otra por el motivo que sea. Las necesidades de ambas realidades en lo que a seguros se refiere pueden tener un hilo en común, pero son muy distintas.
Y es que el hilo en común (bien, mejor dicho este hilo en común, es un hilo en común en toda o casi toda la sociedad) puede ser la necesidad de seguridad y estabilidad en el nuevo lugar de establecimiento, pero a partir de ahí, las similitudes entre un expatriado y un inmigrante en base a las definiciones anteriormente expuestas poco tienen que ver en lo que a seguros se refiere.
Así, el primero buscará ante todo seguros de asistencia en viaje que le protejan durante su estancia en el país de destino, también puede que algún seguro de vida y obviamente seguros de incapacidad temporal o enfermedad entre otros seguros profesionales que le cubran cualquier contingencia, comúnmente todo ello a cargo de la empresa.
En el caso del inmigrante si bien puede haber esa necesidad de seguridad y también obviamente la seguridad del día a día o de los bienes que posea, probablemente primará la búsqueda de seguros más relacionados con la vida o la repatriación en caso de fallecimiento. Cobertura esta última, que si bien el primero también perseguirá, probablemente lo hará circunscrito en el ámbito de asistencia en viaje, mientras que el segundo no.