Un fondo, como la mayoría de los lectores sabrán, es un instrumento de ahorro que agrupa el dinero de los inversores para invertirlo en acciones u otros activos. Metafóricamente, sería como una cesta que contiene muchos huevos. Siempre es un contratiempo si uno se rompe, pero quedan otro montón de huevos en perfecto estado de entre los que elegir. Esta práctica es conocida como diversificación. Contrariamente a lo que nuestra intuición pueda decir, invertir en muchos valores diferentes en lugar de en uno solo no solo disminuye el riesgo, sino que incluso incrementa la rentabilidad.
Los fondos indexados llevan al extremo esta política de diversificación. Se trata también de fondos mutuos pero, en lugar de componerse de veinte o cincuenta valores, invierten en la totalidad del mercado o, si es un fondo dedicado a un área concreta del mercado, invierte en todos los valores de esa área.
Como los fondos indexados basan sus inversiones en los números y no en la intuición, por lo que necesitan poca intervención humana. Nadie tiene que tomar las decisiones de compra. Un ordenador puede monitorizar los movimientos del mercado y reequilibrar el fondo cuando sea necesario. Esto significa que el coste de gestión de estos fondos no es muy alto. A largo plazo, este bajo costo da como resultado que los inversores en fondos indexados ganan (o conservan) más dinero.
¿Significa esto que los fondos indexados dan más rentabilidad que el resto cada año? En absoluto. De hecho, normalmente suelen situarse en la media de rentabilidad del mercado – ni más, ni menos.
Es en el largo plazo – diez años, o veinte, o treinta – cuando la rentabilidad de estos fondos empieza a escalar posiciones. Resulta que un rendimiento medio a corto plazo se traduce en una rentabilidad por encima de la media cuando nos vamos al largo plazo. Algunos gestores de fondos de inversión son capaces de mejorar los resultados medios del mercado durante un año o dos, pero no son capaces de hacerlo durante una década. De hecho, desde la perspectiva de estos largos plazos de tiempo, los fondos gestionados de forma activa tienden a un rendimiento menor del esperado.
Parte de esto se debe a que – quitando a Warren Buffett – nadie es capaz de seleccionar los activos ganadores un año tras otro. Sin embargo, la mayor razón de que los fondos indexados mejoren la rentabilidad de los gestionados activamente en el largo plazo es esta: son más baratos. La diferencia entre un 2% de gastos de gestión y un 0,2%, por ejemplo, se vuelve enorme con el paso del tiempo.
Los estudios académicos han revelado una y otra vez la existencia de dos factores esenciales que determinan la rentabilidad: los gastos de gestión y las decisiones del inversor. Mantén los gastos de gestión bajos y aumentarás las probabilidades de lograr rendimientos por encima de la media.