Queridos lectores, vivimos en un mundo donde la economía es la llave y la frontera que diferencia el atraso de unas comunidades o países con los demás estados y asumiendo que la expansión económica es cada vez más rápida a nivel global, esta va dejando unas graves secuelas en el modo de explotación de los seres humanos, utilizados para conseguir sus objetivos de crecimiento a cualquier precio.
La lucha por el ahorro de costes, la rentabilidad extrema de la inversión y la consecución de fuertes y rápidos beneficios por parte de muchas empresas o holding multinacionales, está influyendo de forma perniciosa, por no decir indecente, en la explotación cada vez más común de menores para desarrollar trabajos destinados a adultos. La consecuencia lógica de esta práctica indeseable lo vemos a continuación en el artículo que hoy hemos llamado: “Trabajo infantil y rentabilidad económica”.
Para empezar conozcamos brevemente algunos datos referidos a las “ventajas” que consiguen las empresas u organizaciones empleadoras de menores para sus sistemas productivos y especialmente competitivos:
- La primera ventaja empresarial consiste en los bajos salarios que los menores reciben -cuando los reciben –
- La mano de obra infantil es más “manejable” que la de los adultos.
- Los menores son más vulnerables a las amenazas y coacciones.
- La mayoría de los trabajadores infantiles, al realizar sus trabajos en ámbitos locales e incluso familiares, se encuentran desprotegidos por cualquier marco jurídico en materia laboral.
La Organización Mundial del Trabajo –OIT – en Ginebra (Suiza) en el año 2008 redactó la llamada: “Declaración de la OIT sobre la justicia social para una globalización equitativa”, para conseguir que las condiciones de trabajo se realicen a nivel mundial de manera justa, legal y responsable, lo que actualmente tal y como está el mundo… se antoja una quimera.
El trabajo infantil siempre ha sido un fenómeno socioeconómico de difícil cuantificación, ya por el año 2008 la OIT evaluó que el número de menores que trabajaban en el planeta rondaría la cifra escalofriante de unos 218 millones de niños/as de los que 165 millones tenían una edad comprendida entre los 5 y 14 años.
Debemos destacar en este artículo de economía oculta para nuestros “pequeños y medianos inversores», otros datos que muestran el reparto laboral estimado de esta explotación infantil indiscriminada y globalizada según manifiesta la misma OIT:
- La agricultura “acogía” a unos 130 millones de menores.
- El trabajo doméstico ocupaba a unos 10 millones – especialmente niñas menores de 16 años – alrededor del mundo.
- La minería puede mantener “ocupados” a 1 millón de niños.
- El sector turístico-sexual utiliza aproximadamente a 1.800.000 menores.
- Los “niños soldado” utilizados para guerras y conflictos tribales superan los 300.000.
- Para finalizar esta clara aberración del sistema social y económico-financiero mundial, se destaca en el citado informe OIT que 1.200.000 niños son víctimas del tráfico de órganos y la adopción ilegal.
Fuentes: Declaración de la OIT 2008 y www.sociólogossinfrionteras.org
COMENTARIOS Y CONSEJOS
A menudo los países desarrollados realizan campañas de sensibilización para sus ciudadanos presentando las irregularidades cometidas fuera de sus fronteras con motivo de la utilización en esos países del trabajo infantil.
Las autoridades locales muestran con gran fuerza mediática como se declaran normas de exclusión de productos venideros de otros estados foráneos considerados“explotadores de niños” y aún siendo una labor encomiable la realizada, no siempre se cuenta toda la verdad a sus propios conciudadanos en el momento que se excluyen datos como que algunas empresas multinacionales de países “avanzados” y de diversos sectores económicos como el textil, deporte, calzado, lujo etc. Utilizan vía filiales propias o empresas nativas asociadas a miles de menores para la elaboración primaria de sus productos, que le revierten buenos beneficios a la matriz ubicada en este primer mundo, donde a veces, se cuida más a los animales que a las personas.
La doble moral es utilizada en demasiadas ocasiones por parte de los países más avanzados tecnológica y socialmente a escala global a la hora de colocar en la balanza ética las supuestas e incluso comprobadas infracciones de los países “pobres” sobre utilización de la mano de obra infantil.
Ante todos estos datos sobre el trabajo infantil alrededor del globo, las preguntas que nos hacemos son: ¿Este tipo de medidas de protección son parte de guerras comerciales? ¿De verdad le interesa a los mercados la lucha contra la explotación infantil? ¿Las grandes naciones presentan formulas para intentar paliar el problema? …nos tememos – y ya es triste – que le hacen el mismo caso que a las emisiones de CO2 a la atmósfera y el cambio climático.
“Todo vale por la rentabilidad de las inversiones”…¡¡¡ mientras el mundo aguante!!!
(Ver artículos “El juego diabólico de la economía de mercado” y “El capitalismo y sus continuos fallos”).
La frase elegida para este artículo dice así: «Los hombres son pervertidos no tanto por la riqueza, cuanto por el afán de riqueza», Vizconde de Bonald.
Nosotros desde Consejos de Bolsa, seguiremos comentando e informando sobre la actualidad económico-financiera para lectores como usted. Esto será otro día.
2 Responses to “Trabajo infantil y rentabilidad económica”
Alfonso Ceron Valero
Tiene mucha razón, pero por desgracia vivimos una etapa crítica en las economías de los países avanzados tecnológicamente en el primer mundo, donde agarrados y ocultos al problema de la crisis global, algunos empresarios aprovechan para explotar a los trabajadores muy jóvenes y sus conciencias sociales.
Todo sea por el beneficio monetario o como ocurre estos días, apoyados por el «simple hecho de dar un trabajo».
Bernado
Me permito sugerir que busque información sobre «economía del bien común». Muy básicamente se trata de articular mecanismos que beneficien a las empresas que cumplan unas medidas en cuanto a protección
del medio ambiente, igualdad de sexos, etc. No lo conozco en profundidad, pero me parece interesante.
Si la opinión pública comprende este tipo de iniciativas, se puede presionar para desarrollar cambios legales que favorezcan una actividad económica mas ética, quizás menos rentable, pero mas justa y, mas simpática hacia el ciudadano que ahora ve en las multinacionales a depredadores sin escrúpulos.