Cuando pensamos participar con nuestro dinero en los mercados de renta variable y además nos sentimos convenientemente preparados para operar vía trading, una vez metidos en esta específica materia financiera, nos suelen aparecer muchas incertidumbres a la hora de aplicar nuestra propia psicología inversora, desconociendo de manera muy común las potenciales ventajas que podemos llegar a tener frente a parte del resto de inversores.
Usar nuestros propios potenciales psicológicos en el momento de la apuesta inversora nos diferenciará cada vez en menor medida de los auténticos y veteranos profesionales exitosos del sector, que de forma habilidosa y disciplinada son capaces de soportar las situaciones de alta presión inversora, volatilidad extrema o pérdidas no previstas con antelación de las cuales se recuperan con cierta rapidez.
“Todos queremos ganar en Bolsa”… Como lema esperanzador resulta muy claro y contundente, no obstante los pequeños y medianos inversores deberán saber que ante las primeras pérdidas en el trading las sensaciones anímicas o creencias iniciales que suelen aparecer son las de ineptitud, desconfianza, inseguridad e incluso reproche íntimo personal por nuestra evidente falta de formación o conocimientos técnicos. Esto último puede ser un error de apreciación muy habitual, debido a que este supuesto resultado negativo para nuestros bolsillos puede haber sido simplemente fruto de un cambio imprevisto en la dirección del mercado de valores, por motivaciones externas (crisis económicas, bélicas, subidas en precios energéticos, fluctuación imprevista cambio de divisas, regulación sobre un sector empresarial específico…etc.).
Para operar en los mercados de Bolsa es necesario conocer bien la influencia de nuestra psicología y saber qué porcentaje de acierto o error supondrá en el resultado final de la inversión. No es cuestión de jugar a ser adivino y reconocerse un 25%, o 50%, de participación psicológica en nuestro trading, sino asimilar sensatamente la fuerza de la disciplina emocional que nos hará día a día ser más capaces de alcanzar los resultados financieros deseados sabiendo manejar mejor futuras situaciones bursátiles complejas.
Nuestra ventaja psicológica en el trading deberá estar basada en saber resolver en positivo y en el menor tiempo posible las emociones, los impulsos, la avaricia, el miedo o la duda mental psicológica, asumiendo los errores como parte de nuestra formación inversora de futuro. Deberemos huir de situaciones de bloqueo emocional, falta de decisión inversora o negativas situaciones de frustración personal (humanamente lógicas) ante las primeras pérdidas de capital invertido.
La psicología en el trading es esencial para lograr objetivos de rentabilidad en las bolsas de valores, y no basta con leer mucho y simplemente oír referencias sobre psicología aplicada al a inversión (muy conveniente), más bien se trata de realizar un ejercicio personal de auto conocimiento, reflexión y reafirmación del convencimiento para operar en el mercado de manera casi autómata respetando tus estrategias, planificaciones y aplicando una férrea disciplina en los precios de entrada y salida del valor o índice elegido para invertir.
Invertir en Bolsa debe ser para todos asumir riesgos financieros calculados de manera previa, luego el mercado siempre “soberano” se encaminará hacia el sentido alcista o bajista que determinen una multitud de factores internos y externos de muy difícil acierto o adivinación. Sabiendo que este es su funcionamiento normal desde hace muchas décadas, los buenos inversores (traders) que deseen ganar dinero en él, además de una adecuada formación técnica, deberán ser muy conscientes de hacer valer y utilizar para su beneficio en el: “Trading: La importante ventaja psicológica”.
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La frase elegida para este artículo dice así:
El trading requiere que se aprendan el tipo de habilidades que la gente simplemente no está acostumbrada a aprender. Habilidades mentales.
Mark Douglas