A la hora de elegir la empresa para invertir cuyas acciones coticen en Bolsa, los pequeños y medianos inversores, deben conocer, estudiar y comparar muchos parámetros técnicos, gráficos históricos, datos financieros y noticias relevantes que le afecten, para poder tener los elementos apropiados que les conduzcan hacia un mayor y mejor acierto inversor y conseguir así, rentabilizar adecuadamente su dinero por la vía de la renta variable.
Para conseguir una mejor formación inversora y como solemos hacer habitualmente en esta sección de Consejos de Bolsa, hoy vamos a conocer un concepto o dato empresarial importante que nos ayudará a saber cuándo vayamos a realizar la operativa de compra de títulos, “en qué nos estamos metiendo”, la solvencia de dicha empresa y su “salud financiera” para generar beneficios futuros que posteriormente, de verificarse se traducirá en subidas en los precios de sus acciones y plusvalías para sus accionistas. Nos estamos refiriendo al concepto financiero denominado balance general o también llamado estado de la situación patrimonial de una empresa.
BALANCE GENERAL DE UNA EMPRESA
En él una vez publicado se consigna de manera básica los dos principales factores financieros que le afectan en su funcionamiento empresarial, por un lado lo que posee (activo) y por otro, cuáles son sus deudas (pasivo). La diferencia entre su activo y pasivo es la que marcará la buena o mala marcha de su negocio y se utiliza para poder evaluar y asumir los riesgos necesarios a la hora de invertir nuestro dinero por la vía de la compra de acciones de la misma. Dentro de los diversos datos que pueden componer un balance empresarial destacaremos los siguientes:
- Fondos propios: Es como la hucha de la empresa (en lenguaje coloquial riñon empresarial), se contrastan los ingresos y aportaciones que han entrado en Caja con el dinero extraído y gastado en su funcionamiento normal dentro de su gestión empresarial. Destacan los beneficios retenidos que es el dinero que ha ganado la empresa desde que está en funcionamiento menos el que ha repartido a sus accionistas y el capital desembolsado o sea, la cantidad de dinero que aportaron los accionistas cuando la empresa les vendió las acciones.
- Los activos: Se pueden incluir en este apartado todos los bienes de la empresa, desde los productos fabricados pendientes de su venta, la maquinaria utilizada, inmuebles en propiedad, terrenos, dinero en Caja…etc. Se deben diferenciar los llamados activos corrientes, los activos fijos y otros activos, y en ellos, se determina la mayor o menor facilidad de ser convertidos en dinero en un corto plazo temporal.
- Los pasivos: Se clasifican en pasivos corrientes y los no corrientes, según se trate de deudas contraídas que se deban satisfacer en un plazo superior o inferior a 1 año fiscal. Se incluyen los pagos mensuales o trimestrales en los primeros y por otro lado en los segundos, las deudas financieras a devolver con entidades bancarias en plazos de 5, 10, 15… o más años.
Una vez conocido o recordado (según los casos), en qué consiste un balance general es cuando se puede ver y comprobar la importancia de su conocimiento, comparación y estudio, antes de proceder a participar en el mercado de valores con la compra de acciones de una empresa cotizada en los parqués.
En muchas ocasiones se ofertan en la Bolsa títulos de empresas pequeñas (chicharros), en expansión o crecimiento con la promesa de sus gestores sobre generación futura de fuertes beneficios o simplemente, empresas consolidadas –Blue chips– que necesitan mayor liquidez para realizar compras o absorciones, por lo tanto, será con la lectura detallada de sus respectivos balances -entre otros datos técnicos y fundamentales- cuando podamos tener todos los datos necesarios para realizar nuestra apuesta inversora con una aceptable posibilidad de… ¡¡Éxito financiero!!
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La frase elegida para este artículo dice así:
Si haces planes para un año, siembra arroz. Si lo haces por dos lustros, planta árboles. Si los haces para toda la vida, educa a una persona.
Proverbio chino